Érase una vez, nosotros. [Capi dosh *-*]

-Venga, venga, perra, desembucha-.Susurró Laau, amenazando a Ichi con pegarle un chicle en el pelo-. Con que Rapunzel, ¿eh?
-¡QUE NO, COÑO! ¡QUE TE ESTÁS CONFUNDIENDO!-. Dijo Ichi desesperada.
-¡SÍ, Y EL COÑO DE SHINI ESTÁ CERRADO, NO TE JODE!-. Gritó Laau, sacándose el chicle de la boca y acercándolo lentamente al pelo de su hermana.
-¡LAAU, NO, QUE ES MORADO!
-¡Y MI COÑO ES VERDE!-. De repente, todo el patio del colegio centró su atención en las dos hermanas. Una nube de polvo apareció de la nada, y Shini salió de ella corriendo a toda prisa, estampando su manaza contra la cara de sus hermanas.
-¡IMBÉCILES, ESO ES LO QUE SOIS! Bueeeno, chicos, aquí no hay nada que ver, a no ser que os gusten LAS PUTAS DE FERIA. OS PARECE NORMAL, QUE SALGO DEL BAÑO Y ME DICEN: TUS HERMANAS SE ESTÁN PEGANDO EN EL MEDIO DEL PATIO. ¡Y LUEGO LA BRUTA SOY YO! -. La peliazul lanzó una mirada asesina a sus hermanas. Cuando se cercioró de que nadie les miraba, se acercó moviendo el culo a Ichi y le dijo:
-Venga ya, ¿el transexual?
-Que no…
-Si lo piensas tiene sentido… Yo con el buenorrón de Allen, tú con Lavi e Ichi con Kanda…-. Dijo Laau, llevándose una mano a la barbilla. Shini asintió varias veces e Ichi se hizo un masaje en los pies (?).

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-¡LA VIRGEN DEL PUUUUUUUUUUUULPO, ME MUERO, ME MUEROOOOO!-. Gritaba Laau, cuando las tres hermanas y su vecino Tidus volvían para casa.
-Quejicaaaa~-. Le decía Shini, mientras bebía del batido helado al que le había invitado un chico de su clase.
-¡CLARO, TU COMO TIENES MÁS MORRO QUE ESPALDA, SOBORNAS AL POBRE MJ PARA QUE TE COMPRE BATIDOS Y HAGA ROL CONTIGO! PUES NO ES JUSTO. ¡¡Artie-pooon, quiero un batiiiiiiido!!-. Dijo la pelirrosa, suplicándole a Tidus.
-Te lo compras, furcia-. Dijo éste, sonriendo malévolamente.
Ichi mientras tanto pensaba en cómo se metían las anchoas dentro de las aceitunas. De repente, algo le llamó la atención.
Eran los chicos. Lavi, Kanda y Allen. Entrando en el edificio de en frente de su casa. Es decir, se verían por la ventana a todas horas, todos los días, hasta que se mudaran.
-Eeeh, chicas…
-¿Mmnh?-. “Contestó” Shini, con la cañita del batido en la boca.
-Creo que deberíais mirar para allá… -. La reacción fue rápida, simple. Laau comenzó a tirarle del pelo a Tidus, quien comenzó a gritar y a tirarle pellizcos. Shini espurreó todo el batido en la cara de un pobre hombre que caminaba tranquilamente por allí.
-¡DIOS SANTO! ¡ESTÁN EN FRENTE NUESTRA!-. Gritó Shini, agitando a Ichi hasta que la tiró al suelo.
-Yo estoy al lado…
-¡PERO TÚ ERES TÚ, Y ELLOS SON ASKDJFH! ADEMÁS… MIRA A LAVI. ES TAN SKDJFHGLKDFJGHSLKFDJGSJFLÑK.
-Para ti todos son lasdkfjalsdkgjasdfljad-. Replicó Laau, pegándole una hostia en la coronilla.
-No perdáis la calma-. Dijo Ichi, levantándose y acariciándose el culo.
-Demasiado tarde-. Dijo Tidus, que estaba siendo atacado por Laau, quien le daba puñetazos, pellizcos, le tiraba del pelo, le metía el dedo… en el ojo… Etc.etc.

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-¡PENE GORDO, AQUÍ VAGINA SUCIA! ¿ME RECIBE?-. Shini estaba con dos royos de papel vacíos pegados con celofán puestos en los ojos y hablando por el mando de la tele a modo de walkie-tolkie.
-Shini, déjalo ya… Los pobres chicos querrán tener vida propia…-. Le regañó Laau, cansada desde hacía dos horas, cuando su hermana se había puesto a espiar.
-¡ALLEN SIN CAMISETA!
-ANDA, NIÑA, QUITA-. Le gritó Laau, dándole un culazo a su hermana para que se quitara.
Mientras sus hermanas violaban visualmente a unos chicos que habían conocido esa misma mañana, Ichi limpiaba su habitación… Porque tenía que encontrar el doujinshi yaoi que Shini había perdido la semana pasada.
-Iiiiichiiiiiiiiiii-. Esta miró para atrás y se encontró a sus hermanas reptando por el pasillo, con los ojos marcados por los royos de papel-. Veeeeen a cotilleaaaaaaaaaaaaaar…
-¿Para qué?
-Porque te pone Kanda-. Dijo Shini incorporándose de un salto, pisándole a Laau toda la cara.
-Pugoidsmm osgksdjfjosg fksdjgsldf-. Replicó Laau.
-¿Qué dices?-. Preguntó Ichi. A continuación, Laau pegó a shini un bocado en el tobillo, haciendo que saltara y que le quitara el pie de la cara.
-He dicho que se te nota a la legua, admítielo-. Dijo Laau, abanicándose con la mano.
-¡EEEEESO, ADMÍIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIITELO, ZORRA, PUTA, PERRA, HOSSSSSSSSSTIA!-. Dijo Shini, saltando.
A Ichi no le quedó otra que admitirlo porque, en el fondo, era verdad.